martes, octubre 05, 2010

"Sexo duro". Piquetes de Huelga

Se sigue hablando de los piquetes y del terror que infunden en la ciudadanía. Sus imágenes copan la mayoría de la información gráfica de la huelga del día 29. Paradójicamente, la peor parte de los hechos violentos se la han llevado los sindicalistas.

Debido a la demonización previa de estos piquetes –cuyo significado se hace sinónimo de barbarie injustificable en una campaña exhaustiva de insistencia profiláctica de que su objetivo es, exclusivamente, agredir físicamente a los ciudadanos que quieran acudir a trabajar–, las consecuencias traumatológicas que sufran sus miembros se convierten en merecidas y, en tanto necesarias para mantener el orden y evitar que la sociedad quede regida por el caos y la intransigencia, convenientes.

Ante el cúmulo de plumíferos, opinantes, gobernantes, periodistas, catedráticos de derecho, curas, y otros especímenes canallas, hombres y mujeres de buche insaciable y título académico al servicio del poder, que están pidiendo “libertad” para quien quiera trabajar, y mano dura contra los piquetes coactivos, hemos decidido esta noche en la Comunidad Terapéutica hacer la siguiente declaración antes de salir a arrasar con todo.

En un día de Huelga General, el trabajador que acude a su centro de explotación puede tener varios motivos: mezquindad o necesidad, porque no puede prescindir de un día de salario; duda de la utilidad de la huelga para lograr los fines propuestos; miedo; una mezcla de esos factores en proporciones variables. Y ser un cabrito, también puede ser.

Es decir, si hay necesidad, no hay libertad. Si hay miedo, no hay libertad. Y duda poca puede haber, cuando se está hablando de ampliar la vida laboral, retrasar la jubilación a los 67, dar facilidades para el despido, disminuciones de salario, subvencionar a los empresarios y bancos a costa de los lomos proletarios y demás medidas de mierda.

Por lo tanto, hay muchísima gente que iría de buen grado a la huelga, si las centrales canallescas estuviesen a la altura del momento, si los currelas no tuviesen miedo a los jefes y si sus bolsillos anduviesen más a tono.

O sea, que el piquete que se planta en una empresa, y dice “¡Tol mundo pajuera caguendios!”, no está coaccionando a los trabajadores, sino liberándolos del miedo al empresario, de la duda que genera la tonelada de mierda que están vertiendo desde la tele, radios y periódicos, y de la necesidad que deriva de la pasividad (que es la llave para meternos esas “reformas”)

En consecuencia, los piquetes nunca pueden ser coactivos, nunca pueden atentar contra la libertad del trabajador. Por el contrario, el piquete siempre libera y permite al trabajador tomar la decisión más acorde con sus intereses. Por eso, allí donde un piquete actúa, la libertad impera. El único piquete coactivo posible, es el de la policía y el de los encargaos.

El objetivo no es quemar las calles ni intimidar a los compañeros.

El objetivo de la huelga es echar atrás una ley. Cosa que no va a suceder porque esta huelga llegó tarde y porque cuando se hace algo así, se hace hasta el final, cueste los días que cueste. Lo del miércoles parecía más bien un día de furia o de autojustificación de los sindicatos ante los currantes.

Comentaristas cabrones que os rascáis los genitales y ponéis la mano por decir gilipolleces: algún día veréis la luz al final del túnel, y unas figuras aladas, blancas, resplandecientes, os recibirán con un buen garrote de alcornoque, y sentiréis una paz infinita.


Un dinosaurio en las barricadas




Sherlock...(buscando pistas)

PD: El título era solo un reclamo... depravados.




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