lunes, enero 09, 2012

La política de Cospedal hunde a la mujer en la precariedad

En Castilla la Mancha estamos asistiendo a una serie de ataques a las políticas que tratan de garantizar la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, eliminando de un plumazo los logros que tantos años nos había costado conseguir.



La Mancha Obrera

El último informe del CES[1] constata que, pese a que el porcentaje de mujeres jóvenes con estudios superiores es del 45,9% y el de hombres de 35,7%, persisten las diferencias en cuanto a oportunidades de acceso al empleo, salario y pensiones. No se puede olvidar que los firmantes del pacto sobre las pensiones (entre ellos CCOO y UGT) dicen haber tenido en cuenta a la mujer, y lo afirman alegando que se reconoce los periodos cotizados por cuidado de hijos y dependientes. Quizá a nadie le ha dado por pensar que esto equivale a perpetuar la división sexual del trabajo (se nos relega a que seamos nosotras las que nos ocupemos de ello), precarizando laboralmente a las mujeres, que una vez más son las que han de sacrificar su formación, su desarrollo profesional e incluso su independencia económica. Además, sus perspectivas de futuro se ven truncadas por la crisis y su efecto negativo, con las exigencias de austeridad presupuestaria, en las políticas de igualdad.

¿Cuáles son las políticas de igualdad que está llevando a cabo María Dolores Cospedal? Lo lógico es que ante esta situación, las políticas de igualdad tuviesen un lugar primordial para tratar de suplir esta disparidad de oportunidades, pues no es así. “Manostijeras” está haciendo todo lo contrario. Si hacemos un breve repaso de sus actuaciones vemos comprobado este hecho. La directora del Instituto de la Mujer (IM) no fue nombrada hasta pasados 6 meses de la toma de posesión del gobierno regional del PP; mientras tanto, ante el desconcierto que esto provocó, los planes de igualdad casi paralizados. Pero el agravio más grande a la población castellano manchega llegó a comienzos del mes de diciembre, cuando se informa de que hay un recorte presupuestario que supone una reducción de 9,8 millones de euros de la partida destinada al IM de Castilla la Mancha. Esto supone el cierre de centros de la mujer, que son 85 cuyo cometido es la formación y atención a estas, y también de las 13 casas de acogida con capacidad para 96 mujeres víctimas de la violencia machista y el despido de 500 trabajadoras. ¿Cómo nos enteramos de esto?, La directora del IM, Teresa Novillo, remitió el 13 de diciembre una carta a los centros afectados en la que les informaba de esta medida: “dada la coyuntura económica que hemos heredado y en la que actualmente nos encontramos, y que necesariamente nos obliga a racionalizar la financiación (…) el actual convenio de colaboración no va a ser prorrogado desde este Instituto”. La entrada en vigor de esta medida era el 1 de enero de 2012. Ante el revuelo mediático que supuso la decisión, el portavoz del gobierno, Leandro Esteban, justifica la medida: “La atención a las víctimas no solo se va a mantener sino que se va a mejorar y con bastante menos dinero público”

El 23 de diciembre en el Pleno de las Corte regionales Cospedal da marcha a atrás, prorroga los convenios un mes y publica un decreto de reordenación de los centros de la mujer. ¿Un avance? Pues lo lamentamos mucho pero no es así. Ya lo dicen las palabras de Esteban: “con menos dinero público”. Esta es una más de todas las privatizaciones que están llevando a cabo. Todas sabemos que una norma política, si no lleva aparejada un adecuado presupuesto económico para realizarla, no es suficiente ni eficiente, es papel mojado.

Es la población menos favorecida la que sufre los tijeretazos de una política ultraconservadora donde las cuestiones de género las quieren relegar al “ámbito familiar”, como sugiere Ana Mato. Las políticas de igualdad son imprescindibles: primero, porque es una cuestión de justicia social, es una deuda histórica que la sociedad tiene con las mujeres, al ser las grandes olvidadas en tanto que personas trabajadoras en precario; en segundo lugar, también por una cuestión pragmática: la importante incorporación de las mujeres al mercado laboral, al no ir acompañado de mecanismos legales efectivos contra la discriminación, ha provocado un descenso en el nivel salarial medio.

Todas estas políticas de recortes afectan a los sectores más vulnerables de la población, uno de ellos son las trabajadoras, cuyas oportunidades se ven mermadas, sin acceso al trabajo, a la independencia económica, y ahora sin estado de “Bienestar” (mejor llamarlo de Justicia) que garantice el derecho a vivir con igualdad de oportunidades. El capitalismo no nos garantiza la justicia social para todos los seres humanos, por ello se nos abren dos alternativas: o perpetuarlo, o destruirlo. Como nos dice Ellacuría: “revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección”.

Esto sólo se conseguirá con la igualdad de posibilidades, y así lograremos que a la hija de obreros, la vida no le sea más difícil, como en la actualidad lo es, donde la cualificación de conocimientos adquiridos por estudios, incluso universitarios, no es tan decisiva para acceder a un puesto de trabajo como la apariencia física, la distinción de clase en el hablar, el vestir… o en los contactos sociales. Por eso deberíamos escuchar a Gramsci cuando nos invita al esfuerzo por forjar nuevos/as intelectuales, intelectuales de la clase trabajadora, porque esta (al igual que la mujer) no contó con el tiempo histórico ni con las posibilidades materiales de acceder a la cultura, al mundo social.

Este es el comienzo de una lucha, de todas y de todos, para que no nos arrebaten de una forma tan vil nuestros derechos como trabajadores, como mujeres, como personas. Esto no es más que la lucha de clases desde la perspectiva de género.

Termino con los versos de un compañero de batalla, que nos alienta a construir juntos torres más altas.


Averiguar el porqué saber la hora

demandar una respuesta

de las autoridades ir al parque

ignorar siempre los escaparates

dejar una señal junto a la alcoba

descorrer lentamente los cerrojos

echar a andar nuestra esperanza

reunir la certeza necesaria

para juntos construir torres más altas

Emiliano G. Peces


[1] Tercer informe del CES sobre la situación de las mujeres en la realidad sociolaboral española. (El CES es un órgano consultivo del gobierno en el que están representados empresarios, sindicatos y organizaciones de ciudadanos.

Matilde Castilla "La Mancha Obrera"



Sherlock... buscando pistas



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