sábado, noviembre 20, 2010

Amigos traidores


Jacinta la de la Yesca me cuenta la inquisición que se le hace al (su novio) Administrador de la sociedad de criadores de palomas por parte de un grupo de socios malvados, con la finalidad de echarlo y gestionar las subvenciones: le acusaron de quedarse con fondos; ¿qué?; dijeron que hacía compras indebidas de cebada; ¿qué?; pidieron su inhabilitación por cohecho, ¿qué?; le acusaron de soltar las palomas en medio del campo de tiro, bla, bla, bla… Entonces, el administrador dimitió y los otros dijeron que esa era la prueba de la traición, quedando a continuación dueños del cortijo.
Jacinta dice que no soporta más la situación, que su vida son las palomas, que quiere irse, pero que le da rabia hacerlo sin luchar y bla bla bla… Hay treinta páginas más que no leo ni aunque me paguen por ello.
Mirando por encima veo que sobre todo se queja de que la traicionen sus mejores amigos. Por lo tanto el acratosaurio proclama:
Jacinta, vete. Siempre es mejor perder seis meses, que seis meses y un día. No demores tu decisión porque por ese día puedes perder toda tu vida.
Pero piensa además que la medida de lo que es uno, se elabora en el contraste. Un mundo poblado únicamente por sanos militantes, no permitiría conocer la perfidia y, por lo tanto, ignorarías tu propia honradez.
Que no te duela que te traicionen tus amigos. Le pasó a Joaquín Ascaso, le pasó a Sansón, le pasó a Gladiator y a miles como ellos. El enemigo no te traiciona nunca, ya que es el enemigo. Las traiciones mayores son de aquellos en quienes más confías y, ojo: si no existen traiciones a la vista, es porque se están preparando.
Distingue siempre entre enemigo y traidor. Mientras peor sea tu enemigo mayor es tu gloria en la batalla; mientras más inmensa sea la traición, mayor es tu honor, sea lo que sea el honor.
Es cierto que ahora la rabia, el rencor y el resentimiento te roen la razón, y te preguntarás si merece la pena seguir criando palomas en un mundo tan ponzoñoso como este. El Acratosaurio se complace en afirmar que no lo sabe, y que sólo tú has de responder a la pregunta. Meditar, ayunar, ir a psicoterapia o hacerte peluquera de perros pueden servirte de ayuda, o no.
Lo importante es que aprendas esta lección: quejarse de que los traidores existan es un error. Mientras más abunden los traidores, mejores seremos nosotros, porque ellos, con sus envidias, miserias y maldades, dan la medida exacta de nuestra bondad sin límites.
Por último te digo: lo malo no es ser derrotada, sino no darse cuenta de ello, porque podrías perder años preciosos de vida lidiando con auténticos gilipollas.

por ... Acratosaurio rex


Sherlock... (buscando pistas)

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