domingo, febrero 12, 2012

La Gürtel vence al juez Garzón


Ya tenemos al primer condenado de la Gürtel. Se llama Baltasar Garzón. El juez que destripó la mayor trama de corrupción política de la democracia pierde la toga para siempre. De propina, tendrá también que indemnizar con las costas al honesto Francisco Correa, al honrado ‘don Vito’, que debe de estar hoy brindando con lo más parecido al champán que haya podido encontrar en la cárcel de Soto del Real. El capo de la Gürtel tiene mucho que celebrar, algo incluso mejor que la venganza: la sentencia del Supremo abre una grieta por la que todo el caso se pueda ir por el desagüe del defecto de forma, igual que ya pasó hace veinte años con otras escuchas y otro escándalo de corrupción del PP: el caso Naseiro. Un aplauso para los magistrados del máximo tribunal de la justicia española que han hecho posible un dislate tan simétrico, tan simbólico, tan difícil de explicar ante la sociedad. Se lo han ganado a pulso, por unanimidad.

La condena no sorprende. Se veía venir desde el momento en que cualquier incalificable que se acercase al Supremo –Correa, Manos Limpias o la Falange– conseguía marcar gol contra Garzón. Las 70 páginas de la sentencia no consiguen aclarar qué pasó para que un magistrado con 22 años de laureado servicio al frente de la Audiencia Nacional se transformase de repente y por triplicado en un juez prevaricador. Por qué las mismas escuchas que avaló la Fiscalía y el juez Pedreira o que sirven para el caso Marta del Castillo son pecado capital si te apellidas Garzón.

La loable argumentación en pro del derecho de defensa –que comparto– demuestra lo obvio: que en España las escuchas aún están por legislar y que caben varias interpretaciones al respecto, como demuestran las contradictorias sentencias del Tribunal Constitucional. Es un debate jurídico interesantísimo, que algún Gobierno debería zanjar con una ley lo más garantista posible. El increíble malabarismo judicial está en condenar a un juez de prevaricar por acogerse a una de las interpretaciones sobre escuchas que avala la jurisprudencia (y la Fiscalía, y el juez que siguió con la investigación), en vez de anularlas sin más, como hasta ahora era también lo habitual.



Sherlock... buscando pistas
Acato la sentencia. La respeto y bla, bla, bla. Pero cuando el Supremo se pregunte qué pasa para que las instituciones tengan en España esta pésima valoración, que recuerden el 9 de febrero de 2012. En ese dìa algo muy frágil se rompió.





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