martes, noviembre 30, 2010

Contrato de discriminación

Vuelve el PP a las andadas con su manido “Contrato de Integración”, según el cual “quien quiera trabajar en Cataluña deberá comprometerse a cumplir las leyes de nuestro país“, además de respetar los “valores y costumbres” de España, aprender los idiomas oficiales en Cataluña, trabajar activamente por integrarse y volver a su país de origen si no pueden sostenerse por sí mismos por haberse quedado sin trabajo.

Como los primeros puntos que reclama son de perogrullo, puesto que quien desee trabajar en Cataluña o en cualquier otra Comunidad de España, debe cumplir la ley, algo que es exigido por la misma norma suprema que orienta nuestro ordenamiento, de la misma forma que el respeto a los valores y costumbres, en general el respeto a todos y todas y el hecho de hablar correctamente castellano o cualquiera otra de las lenguas oficiales es un mínimo exigible a los inmigrantes ¡y a los españoles! hay que decir que la ley ya recoge que el inmigrante que se quede sin trabajo deberá volver a su país si, transcurridos unos meses, no puede reincorporarse al mercado laboral, por lo que me gustaría centrarme no en el contenido del contrato en sí, sino en el fin de esa idea.

Que un partido torne su discurso político hacia extremos que rozan la xenofobia, tal y como viene haciendo el PP en Cataluña, en su incontenida búsqueda del voto más extremista, ignorante y despreciable, pero que podría ayudarles a evitar un batacazo electoral gracias a su peculiar forma de agitar la bandera de la inmigración, como si ésta fuese el origen de todos nuestros males y provocando de esa forma, una alarma social absolutamente desafortunada, es peligroso pero, además, podría llevar a ese partido a los límites de la Ley de Partidos.

Así, en la referida Ley Orgánica 6/2002, en su artículo 9 se recoge que:

“2. Un partido político será declarado ilegal cuando su actividad vulnere los principios democráticos, particularmente cuando con la misma persiga deteriorar o destruir el régimen de libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático, mediante alguna de las siguientes conductas, realizadas de forma reiterada y grave:


Vulnerar sistemáticamente las libertades y derechos fundamentales, promoviendo, justificando o exculpando los atentados contra la vida o la integridad de las personas, o la exclusión o persecución de personas por razón de su ideología, religión o creencias, nacionalidad, raza, sexo u orientación sexual.”

Tomando en su sentido literal la norma, sin tratar de retorcer su sentido, es evidente que un partido que vulnere los principios democráticos, usando para ello conductas como la promoción a la exclusión de personas por razón de nacionalidad o raza (no podemos olvidar sus constantes ataques a los gitanos rumanos, por citar una de las perlas de Sánchez Camacho o el impresentable presidente del PP de Badalona, Xavier García Albiol), se ubica fuera del paraguas de la legalidad, siendo una obligación de los poderes públicos instar a su ilegalización.

Para matar al estado de derecho, no hacen falta pistolas o bombas. Las palabras, los gestos y las propuestas contrarias a los derechos humanos, al respeto a la Constitución, promoviendo actitudes xenófobas contra grupos de personas por razón de su origen, son elementos suficientes para hacernos caer en una espiral peligrosa, puesto que a partir de ahí, nadie podría saber donde se encuentra el límite a las restricciones de derechos.

Si el PP prefiere adentrarse en esas arenas movedizas que, a buen seguro, le reportarán unos miles de votos, a cambio de desmarcarse del respeto mínimo a los derechos de las personas, es su problema, pero todos debemos tener claro que jugar con un asunto que levanta tantas ampollas, bajos instintos y acaba acarreando violencia, es muy peligroso, sobre todo, porque los vientos que hoy siembra el PP, serán tempestades que achacarán a otro gobierno, intentando aparecer ellos como los bomberos que apagarán un fuego, a pesar de ser conscientes de que también fueron los pirómanos que nos llevaron a la catástrofe.

Ley del trabajo en la UE
Por la diversidad y contra las discriminaciones en el trabajo
ec.europa.eu


fuente: http://josecarlos.wordpress.com/2010/11/11/contrato-de-discriminacion/

Sherlock... buscando pistas


lunes, noviembre 22, 2010

Un cafè en "El 38 de Baker Street". Dia 5. "Querido hijo"

Querido Hijo:
Te pongo estas lineas para que sepas que estoy viva.
Te escribu despaciu porque se que no puedes leer di prisa. Si recibes esta carta es porque te llego, si no avisame y te la mando di nuevo. Tu padre leyo que segun las encuestas, la mayuria de los acidentes ocurren a 1 kilometro de la casa, asi que nos hemos mudao mais lejos; no vas a reconocer la casa.
El lugar es guapiño; tiene una lavadora; no estoy segura si funciona o no, ayer meti una ropita, tir' de la cadena y no he vuelto a ver la ropa desde entonces.
El clima no es tan malo; la semana pasada solo llovio 2 veces; la primera vez por 3 dias y la segunda por 4 dias. La chaqueta que querias, tu tio Pepe dijo que si la mandabamos con los botones puestos, pesaria
demasiado y el envio seria muy costoso, asi que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo.
Al fin enterramus a tu abuelo; encontramos su cadaver con lo de la mudanza; estaba en el armario desde el dia en que nos gano a jugar a las escondidas.
Te cuento que el otro dia, hubo una esplozion de la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire y caimos afuera de la casa; que emocion, era la primera vez que Padre y yo saliamos juntos en muchos años.. El medico vino a la casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera por 10 minutos; tu padre ofrecio comprarle el tubito.
Sobre tu Padre, que orgullu, te cuentu que tiene un bonito trabajo; tiene cerca di 500 personas debaju di el; el es el que corta la herba en el cementerio.
Tu hermana Julia, la que se caso con su marido, pario pero como todavia no se de que seso es, no te se decir si eres tio o tia. Si el bebe es una niña, tu hermana va a nombrarla comu yo; ella llamara a tu hermana Mama.
Tu padre le pregunto a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que si, de 5 meses ya; tu padre le pregunto que si ella estaba segura qui si era de ella.
Tu primo Pacu se caso y resulta que le reza todas las noches a la esposa porque es virgen. A quien mais nunca hemos visto por aca es al tio Juan Carlos, el que murio el año pasado. El que nos tiene preocupau es tu
perro el puky, se empeña en perseguir a los coches que estan parados.
Recuerdas a tu amigo Antonio? ya no esta mais en este mundo; su padre murio hace 2 meses y pidio ser enterrau en el lago; tu amigo murio cavando la fosa en el fondo del lago.
Perdona la mala letra y las faltas de ortografia, pero me he cansado de escribir y ahora le estoy dictando a tu padre y ya sabes comu es di bruto. Tu hermano Juancho cerro el coche y dejo las llaves adentro, tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del auto.
Tres de tus amigos que andaban en la pick up, se cayeron al rio; el Rafa que estaba manejando se salvo porque logro bajar el vidrio y salir por la ventana; los otros dos se ahogaron porque estaban atras y no pudieron abrir la portezuela trasera.
Bueno hijo, no te pongo mi direcion en la carta, porque no la se.
Resulta que la ultima familia de gallegos que vivio por aqui, se llevo los numeros para no tener que cambiar de domicilio.
Si ves a Doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada.
Tu madre que te quiere, Carmiña
P.D. Te iba a mandar 20 eurus, pero ya he cerrado el sobre.

Sherlock

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sábado, noviembre 20, 2010

Amigos traidores


Jacinta la de la Yesca me cuenta la inquisición que se le hace al (su novio) Administrador de la sociedad de criadores de palomas por parte de un grupo de socios malvados, con la finalidad de echarlo y gestionar las subvenciones: le acusaron de quedarse con fondos; ¿qué?; dijeron que hacía compras indebidas de cebada; ¿qué?; pidieron su inhabilitación por cohecho, ¿qué?; le acusaron de soltar las palomas en medio del campo de tiro, bla, bla, bla… Entonces, el administrador dimitió y los otros dijeron que esa era la prueba de la traición, quedando a continuación dueños del cortijo.
Jacinta dice que no soporta más la situación, que su vida son las palomas, que quiere irse, pero que le da rabia hacerlo sin luchar y bla bla bla… Hay treinta páginas más que no leo ni aunque me paguen por ello.
Mirando por encima veo que sobre todo se queja de que la traicionen sus mejores amigos. Por lo tanto el acratosaurio proclama:
Jacinta, vete. Siempre es mejor perder seis meses, que seis meses y un día. No demores tu decisión porque por ese día puedes perder toda tu vida.
Pero piensa además que la medida de lo que es uno, se elabora en el contraste. Un mundo poblado únicamente por sanos militantes, no permitiría conocer la perfidia y, por lo tanto, ignorarías tu propia honradez.
Que no te duela que te traicionen tus amigos. Le pasó a Joaquín Ascaso, le pasó a Sansón, le pasó a Gladiator y a miles como ellos. El enemigo no te traiciona nunca, ya que es el enemigo. Las traiciones mayores son de aquellos en quienes más confías y, ojo: si no existen traiciones a la vista, es porque se están preparando.
Distingue siempre entre enemigo y traidor. Mientras peor sea tu enemigo mayor es tu gloria en la batalla; mientras más inmensa sea la traición, mayor es tu honor, sea lo que sea el honor.
Es cierto que ahora la rabia, el rencor y el resentimiento te roen la razón, y te preguntarás si merece la pena seguir criando palomas en un mundo tan ponzoñoso como este. El Acratosaurio se complace en afirmar que no lo sabe, y que sólo tú has de responder a la pregunta. Meditar, ayunar, ir a psicoterapia o hacerte peluquera de perros pueden servirte de ayuda, o no.
Lo importante es que aprendas esta lección: quejarse de que los traidores existan es un error. Mientras más abunden los traidores, mejores seremos nosotros, porque ellos, con sus envidias, miserias y maldades, dan la medida exacta de nuestra bondad sin límites.
Por último te digo: lo malo no es ser derrotada, sino no darse cuenta de ello, porque podrías perder años preciosos de vida lidiando con auténticos gilipollas.

por ... Acratosaurio rex


Sherlock... (buscando pistas)

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martes, noviembre 16, 2010

Esa Cosa De La Ciencia

A menudo presentamos los descubrimientos científicos y las nuevas teorías que han ido instalándose sobre los paradigmas anteriores como fruto de la mente única de un genio. O hacemos notar que el hallazgo fue casual, o considerado un error en su momento. A veces porque se buscaba otra cosa y ahí apareció algo que no se esperaba, en otras ocasiones porque alguien hizo algo que no debería haber hecho, pero pasó. La historia de la ciencia está llena de genios y de casualidades, cierto es, pero es injusto pensar que sólo unas pocas mentes brillantes o unos momentos de completa lotería han hecho avanzar el edificio del conocimiento humano en estos cuatro siglos. El mismo Newton reconocía que había visto más lejos que otras personas porque se había aupado a hombros de gigantes, y cada vez más la ciencia es una labor colectiva y que requiere no de una mente intuitiva, sino de muchas y muy creativas y despiertas.

Sin embargo, ya casi nadie quiere ser científico. Cómo convencer a un adolescente de que se embarque en una vocación considerada para frikis, difícil, donde al final sólo triunfará un genio o uno por chiripa, y que además está al albur de las tijeras de los políticos que, en cuanto ven que la cosa anda mal, recortan en nuestro país unos presupuestos ya de por sí magros e insuficientes. Además, las personas que consideramos de éxito socialmente son de las que afirman sin ambages haber tenido alergia a las mates y a la física desde su más tierna infancia. Y ese analfabetismo no les ha impedido triunfar, ser grandes, codiciados... e imitados.

Paradójicamente, no dejamos de oir la necesidad de que haya imasdé y demás, que se invierta para el futuro y que... etcétera. ¿Cómo casar lo uno con lo otro? No hay manera, y menos con unos medios de comunicación en los que la cultura científica también es una cosa rara, exótica, prescindible. Hace 30 años, un científico, Carl Sagan, demostró que podía hacerse buena televisión hablando del Cosmos. Hoy sigue siendo una maravilla esa serie que nos conmueve con sus historias de la humanidad. Parece que aquella sociedad, sin embargo, ya no existe. Mal futuro nos espera.


Sherlock... buscando pistas

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domingo, noviembre 14, 2010

La vacante de Dios

Supongo que la resonancia que suele darse a las opiniones del sabio Stephen Hawking se debe en parte a la espectacularidad tecnológica con que lucha, tan animosa como eficazmente, contra su terrible minusvalía física. Se ha convertido en una especie de Doctor Strangelove de la física y la cosmología, lo cual fascina a los medios de comunicación hasta el punto de obstaculizarles a veces comprender exactamente el alcance de sus comentarios más populares. Así ha ocurrido ahora, cuando en un avance de su último libro El gran designio advirtió que no hace falta la hipótesis de un Dios creador para explicar el origen del universo.
Tal advertencia es, claro, una obviedad. La ciencia, que trata de explicar el funcionamiento de los seres naturales, no necesita ni puede recurrir en ningún caso a un ser sobrenatural para dar cuenta de la realidad. Ni cuando se trata del origen del universo ni cuando habla de la función fanerógama de las plantas. Si hiciera tal apelación dejaría de ser ciencia y se convertiría en teología o nigromancia. Los científicos procuran comprender lo que ocurre en la naturaleza hasta donde pueden y a veces incluso un poco más allá, pero siempre aplicando criterios ligados a la experiencia y la deducción racional. Si de pronto invocasen a Dios no aclararían nada sino que confesarían paladinamente que ya no saben más, porque como bien dijo Spinoza, la voluntad de Dios no es sino el asilo de la ignorancia. En este punto, por cierto, también la gente sencilla que no somos sabios (incluidos los creyentes más fervorosos), compartimos su criterio: prueben a decir a los pasajeros de un avión a punto de despegar que se han sustituido las revisiones técnicas de rigor por rociar los motores con agua bendita y ya verán la que se organiza en las salidas de emergencia.
Dios no "explica" nada en el orden de lo material, ni la evolución de los seres vivos, ni el origen del universo, ni la polución de los océanos o el calentamiento global. Por supuesto, tampoco la ciencia puede "explicar" por qué lo que hay existe y si tiene algún "sentido" comprensible para nosotros. Los científicos metidos a teólogos -aunque sean negativos- son tan risibles como los teólogos que intentan hacer ciencia... ficción. Entonces, ¿qué pensar de la polvareda levantada por las afirmaciones de Hawking, magnificadas y distorsionadas por el sensacionalismo? Pues que su libro, de pronta aparición, va a venderse... divinamente.

Fernando Savater


Sherlock... buscando pistas

miércoles, noviembre 10, 2010

Género, represión y reparación

Queipo de Llano arengaba a los falangistas por radio para que violasen a las mujeres marxistas y republicanas y así les demostrasen lo que es un hombre, al tiempo que les concedía inmunidad para sus crímenes: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”.
Vallejo-Nájera, jefe de los servicios psiquiátricos del ejercito franquista, tras tratar de demostrar que la mujer de izquierdas está ligada al psiquismo animal, señalaba que ya que no resultaba posible –aunque sí deseable– exterminar a todos los republicanos, rojos y marxistas por cuestiones prácticas, podrían desarrollares otras medidas eugenésicas contra la enfermedad del marxismo: “La civilización moderna no admite tan crueles postulados en el orden material, pero en el moral no se arredra en llevar a la práctica medidas incruentas que coloquen a los tarados biológicos en condiciones que imposibiliten su reproducción y transmisión a la progenie de las taras que los afectan. El medio más sencillo y fácil de segregación consiste en internar en penales, asilos y colonias a los tarados, con separación de sexos”.
Estos son algunos de los marcos legitimadores de la represión que se desarrolló durante y después de la guerra de manera sistemática por parte del régimen franquista: a quien no se le podía matar, se le humillaba y represaliaba.
La Junta de Andalucía desarrolló recientemente una medida para reparar parte del daño causado a las mujeres a las que se humillaba mediante diferentes formas: aceite de ricino, rapaduras de pelo, etc. Y vuelven a resurgir preguntas como: ¿no pasó demasiado tiempo y estaremos reabriendo heridas? ¿No llegamos demasiado tarde? ¿Tienen sentido estas políticas y estas reparaciones?
El olvido siempre es relativo y, especialmente cuando se ha sufrido una situación traumática, es imposible que se produzca por completo, porque estas situaciones quedan grabadas en nuestro cerebro para siempre, marcando un antes y un después en nuestras vidas. La cura y superación sólo son posibles si antes uno se enfrenta cara a cara con lo ocurrido, un proceso que tiene que llegar antes o después, pero que cuanto más tarde llegue y más solo se haga es mucho más duro, un proceso que debe ser acompañado por medidas de justicia y reconocimiento social a las víctimas para apoyarlas y ayudarlas en su proceso de enfrentamiento. Cuanto más tiempo pasa, la situación no mejora, empeora y se enquista, especialmente si la sociedad no permite y acompaña el proceso de enfrentamiento.
Si una injusticia, como sufrir una humillación, viene acompañada de otras, como no ser reconocida como víctima o no ser reparada, la injusticia se multiplica. Y si esta situación se prolonga en el tiempo, vuelve a aumentar la sensación de indefensión, de impunidad, de dolor y miedo.
Muchas víctimas de la represión franquista siguen hoy demostrándonos su extraordinaria fortaleza para superar momentos especialmente duros y conectados entre sí: humillaciones directas, hambre, expolio de bienes, muerte de familiares, falta de reconocimiento como víctimas, etc. Y merecen un reconocimiento y trato colectivo que aplique los principios básicos de derechos humanos que toda víctima de la violencia, sea del color que sea, merece: verdad, justicia y reparación. Resulta increíble que hoy, en pleno siglo XXI, se recete el olvido sólo para las víctimas que no son cercanas. Increíble que pretendamos seguir sometiendo al miedo, a la falta de reconocimiento, a las víctimas del franquismo.
Cabe recordar que las otras víctimas recibieron y reciben homenajes y reparaciones desde las exhumaciones desarrolladas por el franquismo, hasta los regalos a las viudas y otras víctimas en forma de puestos en la administración pública, reparaciones económicas u homenajes públicos, masivos y cotidianos que continúan hoy en forma, por ejemplo de elevaciones a los altares, sin que nadie hable de reabrir heridas, guerracivilismo, vómitos u otras lindeces, que sí se aplican cuando las víctimas no son afines.
El caso de las mujeres y la violencia que se ejerció contra ellas es especialmente significativo, porque ellas eran una de las partes más débiles de la sociedad y porque eran consideradas seres inferiores: “El fin esencial de la mujer, es servir de complemento al hombre, formando con él, individual o colectivamente, una perfecta unidad social” (sección femenina).
O como señala más claramente Vallejo-Nájera: “Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadosa débese a los frenos que obran sobre ella; pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones fregatrices de las impulsiones institintivas, entonces despiértase en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas… suele observarse que las mujeres lanzadas a la política no lo hacen arrastradas por sus ideas, sino por sus sentimientos, que alcanzan proporciones inmoderadas o incluso patológicas debido a la irritabilidad propia de la personalidad femenina”.
Hay que desarrollar medidas de reparación, justicia y verdad para las víctimas de la represión franquista, especialmente para aquellas que fueron más vulnerables, como las mujeres, porque el tiempo todo lo cura, menos las injusticias que las agravan.
José Guillermo Fouce es profesor de la Universidad Carlos III y coordinador de Psicólogos sin Fronteras Madrid



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lunes, noviembre 08, 2010

Stephen Hawking excluye a Dios como creador del Universo

El astrofísico cierra la puerta a la compatibilidad entre ciencia y religión 

Dios no fue el creador del Universo, sostiene el astrofísico británico Stephen Hawking en su nuevo libro, que precisamente será publicado una semana antes de la visita del papa Benedicto XVI a Reino Unido. El famoso científico británico argumenta en The Grand Design que el Big Bang, es decir, la gran explosión inicial del universo, fue "una consecuencia inevitable" de las leyes de la física y que el cosmos "se creó de la nada", según extractos del libro publicados por el periódico The Times.

Esta idea de que Dios es redundante en la explicación del origen del Universo es, en cierto modo, una rectificación a las opiniones que el mismo Hawking formuló en Una breve historia del tiempo (1988). Allí donde el científico no veía entonces una incompatibilidad entre la existencia de un Dios creador y la comprensión científica del universo, ahora lo descarta: "Porque existe una ley como la de la gravedad: el universo puede y podría crearse por sí mismo de la nada. La creación espontánea es la razón por la que resulta redundante el papel de un creador". El Big Bang, por tanto, es una consecuencia inevitable de las leyes de la física, razona en su nuevo libro.
The Grand Design, firmado junto con el físico estadounidense Leonard Mlodinow, rebate la hipótesis de Isaac Newton, convencido de que el universo no pudo nacer del caos a partir de las meras leyes de la naturaleza y que tuvo que ser creado por Dios. Hawking ya no ve posible conciliar la causa de la fe con la comprensión científica del Universo. El descubrimiento en 1992 de un planeta en órbita de otra estrella diferente del Sol le ayudó a cuestionar la visión del padre de la física. Considera probable, además, que al igual que otros planetas, existan también otros universos (conocidos en su conjunto como el multiuniverso) en los que no descarta que haya vida. Si la intención de Dios fue la de crear al hombre, esos otros universos no tendrían sentido. Hasta hace apenas un año, el científico de 68 años desempeñaba el mismo cargo que ocupara Newton en la cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge. Ahora está jubilado.
El nuevo libro, que aterrizará en las librerías el próximo jueves, explica que la comunidad científica está próxima a elaborar una teoría del todo, un marco que puede ser capaz de explicar las propiedades de la naturaleza aunando las dos grandes teorías de la física contemporánea, que por ahora resultan inconsistentes en niveles fundamentales: la Relatividad General, de Einstein, y la Mecánica Cuántica.
De momento, al menos desde el punto de vista del impacto público y publicitario, es ese descarte de Dios como creador el que ya ha comenzado a suscitar reacciones encontradas. Mientras que el biólogo Richard Dawkins, conocido por sus postulados ateos, acoge con entusiasmo la posición de Hawking, el presidente de la Sociedad Internacional para la Ciencia y la Religión, George Ellis, critica el hecho de que presente ante el público un dilema que él estima falso: elegir entre religión o ciencia.
El gran problema para voces como la de Ellis, estiman varios analistas, es que en cuestiones de religión Hawking siempre adoptó una posición mesurada ("hasta que descifremos la teoría completa del Big Bang debemos tener en cuenta la importancia de Dios", escribió en su día) y eso aporta credibilidad a sus nuevas hipótesis en The Grand Design. No hay que olvidar, sin embargo, que la mente científica de Hawking siempre imperó sobre cualquier otra consideración, como refleja una de sus sentencias: "Hay una diferencia fundamental entre la religión, que se sustenta en la autoridad, y la ciencia, que se basa en la observación y la razón. Esta última ganará, porque funciona".
Hawking sufre una grave enfermedad neurodegenerativa, esclerosis lateral amiotrófica, por la que tiene paralizado prácticamente todo su cuerpo y que exige cuidados médicos constantes.


 
Sherlock... buscando pistas

viernes, noviembre 05, 2010

Si lo dice un científico....

Los investigadores están divididos: unos son creyentes y otros piensan que Dios es incompatible con la ciencia - ¿Es cometido de los laboratorios demostrar la existencia divina? 

Antes de decidirse a hacer el primer trasplante de órganos entre humanos, en 1954, el cirujano Joseph E. Murray, Nobel de Medicina en 1990, consultó a varios líderes religiosos: "Parecía lo natural", ha dicho Murray. Es solo uno de los múltiples ejemplos del vínculo entre religión y ciencia. Un nexo tan vigente aún hoy como encendidos han sido los debates sobre la investigación con células madre o la enseñanza de la teoría de la evolución -no en España pero sí en Estados Unidos-. Para muchos, estos asuntos trazan una frontera clara entre los científicos, que buscan respuestas con un método en teoría blindado a las propias creencias, y otra parte de la sociedad. La comunidad científica -vienen a decir- crece y se desarrolla al margen (a salvo) de la fe; la ciencia va a lo que va y no se ocupa de eventuales conflictos entre hechos demostrados experimentalmente y la religión. Pero entonces llega el físico Stephen W. Hawking, escribe que no hace falta Dios para explicar el Universo ... y se produce una tormenta mediática. ¿Por qué? ¿No se consideraba este tema una prueba superada?

Parece que no. La muralla entre Dios y la ciencia es permeable, la comunidad científica no es un reducto social libre de religión. Tampoco hay algo así como una postura científica oficial respecto a la cuestión religiosa. En 1997, un artículo en la revista Nature recogía los resultados de una encuesta sobre creencias religiosas de científicos: el 40% de los biólogos, físicos y matemáticos consultados dijo creer en un dios al que uno reza "a la espera de recibir respuesta". El trabajo, de Edward J. Larson (Universidad de Georgia), reproducía otra encuesta similar de 1914, que daba cifras muy parecidas. No todo el mundo acepta estos resultados, pero tampoco hay, o no se citan, estudios más recientes a este respecto en publicaciones de renombre.
Lo que sí hay ahora son científicos, de prestigio, que no solo se declaran creyentes, sino que consideran que hacerlo es casi un acto de rebeldía ante lo políticamente correcto en ciencia (ser ateo). Para otros, en cambio, ser un investigador de primera fila es simplemente incompatible con creer en Dios. También es animada la siguiente cuestión: ¿tiene la ciencia algo que decir sobre la necesidad de Dios para explicar el mundo? O esta otra: ¿hasta qué punto el subconsciente religioso de una sociedad influye en las conclusiones a las que llegan sus científicos?
"Dado que hay una ley como la gravedad, el Universo puede crearse de la nada y lo hace", escribe Hawking. "La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada (...) No es necesario invocar a Dios para que encienda la luz y eche a andar el Universo". En realidad, la postura de Hawking no es nueva. En el prólogo de la primera edición de su obra superventas Breve historia del Universo, publicada en 1988, el astrónomo Carl Sagan escribe: "Hawking está intentando, como él mismo afirma, entender la mente de Dios. Y esto hace que sea aún más inesperada la conclusión de este esfuerzo: un Universo sin frontera en el espacio, sin principio ni final en el tiempo, y en el que un creador no tiene nada que hacer".
La postura de Hawking tampoco es nueva en la ciencia. Lo recuerda el cosmólogo británico John Peacock, participante en un reciente congreso sobre cosmología organizado en Benasque por Juan García Bellido y financiado por la Fundación BBVA: "Hace 200 años, el físico francés Laplace fue criticado por Napoleón por excluir a Dios de su explicación sobre cómo se formó el Sistema Solar; la famosa respuesta de Laplace fue: 'No necesito esa hipótesis'. Hawking está aplicando la lógica de Laplace a todo el Universo, en lugar de solo al Sistema Solar, pero la cuestión de fondo es la misma".
Ahora bien, Hawking no dice que Dios no exista. "Es fácil imaginar una prueba de la existencia de Dios", dice Peacock. "Si mañana viéramos que las estrellas se han movido para escribir en el firmamento el mensaje de que Dios existe, para mí sería bastante convincente. Pero una prueba de la no existencia de Dios es mucho más difícil de imaginar".
Sea o no difícil demostrar que Dios no existe, ¿compete eso a los científicos? "La existencia de Dios queda fuera del ámbito de la ciencia", dice Josh Frieman, investigador implicado en las misiones espaciales que exploran la radiación de fondo del Universo -una energía que llena todo el cielo y cuya existencia prueba que el Universo que conocemos empezó a expandirse tras un Big Bang hace 13.700 millones de años-. Por eso mismo, "las creencias de los cosmólogos no son relevantes para su trabajo como investigadores; muchos cosmólogos tienen intensas creencias religiosas, y muchos otros no".
Esa visión es compartida por Evencio Mediavilla, que investiga sobre galaxias en el Instituto de Astrofísica de Canarias: "A lo largo de la historia ha habido grandes pensadores y científicos creyentes y no creyentes. Parece que ahora en la comunidad científica hay una mayoría que se declararía indiferente o no creyente, pero no pienso que sea incompatible ser un buen científico y creer en Dios. Son asuntos separados".
Ahora bien, que la ciencia no pueda o deba buscar a Dios no significa que no pueda o deba investigar qué ocurrió antes del Big Bang, por ejemplo. El único límite para la ciencia es el propio método científico; toda pregunta que pueda ser sometida a este método es territorio científico: "Lo importante es que la ciencia descansa sobre fundamentos que se pueden poner a prueba experimentalmente", dice Frieman. "Es legítimo que los cosmólogos analicen qué pasó en torno al tiempo del Big Bang. Hawking y otros han explorado teorías en las que el Universo se crea a partir de la nada; es una posibilidad difícil de poner a prueba, pero viable. Por desgracia, nuestro conocimiento hoy en día sigue siendo insuficiente para dar esta cuestión por cerrada".
Pero el debate no acaba aquí. Para algunos la necesidad de Dios emerge de la propia ciencia, y es perfectamente lícito que esta intente responder a cuestiones religiosas. "Hoy parece que hablar de Dios [entre los científicos] es una especie de herejía, pero lo cierto es que la cosmología siempre ha sido, y sigue siendo, una ciencia muy cercana a los límites, a las preguntas fundamentales que todos nos hacemos", comenta Eduardo Battaner, astrofísico de la Universidad de Granada y autor de obras de divulgación como Un físico en la calle: fluidos, entropía y antropía. "La postura que afirma que la ciencia no puede responder a si Dios existe no me parece sincera. De hecho, hoy se sigue discutiendo si la cosmología apoya una creación en el principio, o no. El Big Bang no demuestra ni refuta la existencia de Dios, pero es un debate interesante y pertinente; no estoy de acuerdo con eso de que la ciencia y la religión van por caminos distintos, lo considero una pose: la cabeza es una sola, y todo, Dios y la ciencia, pasan en la cabeza".
Battaner ve a Dios "como una especie de razonamiento que puede salir de la ciencia". "Tengo, desde luego, muchas dudas, pero me parece vislumbrar una necesidad racional de Dios. No un dios que castiga a los malos y recompensa a los buenos, sino un dios como una necesidad científica. Me convence el argumento de lo contingente: el Universo podría no existir, yo podría no existir... es decir, todos somos contingentes; debe de haber algo que no lo sea".
Francis Collins, director del Instituto Nacional de Investigación en el Genoma Humano estadounidense, cristiano declarado, tiene una opinión similar. "Este no debería ser un tema tabú, pero a menudo lo es en círculos científicos", ha declarado a The New York Times. Collins no cree adecuado mantener completamente separados el trabajo como científico y las creencias religiosas. Pero esto no implica que dude de hechos ya establecidos por la ciencia, como la evolución: "Pedir a alguien que rechace [las evidencias a favor de la evolución] para demostrar que realmente ama a Dios... ¡Qué elección más horrible!". En su opinión, Dios hace falta para comprender al ser humano; sin él "no entenderíamos por qué estamos aquí". "La ciencia no tiene poder para abordar estas preguntas. Y ¿no son, al fin y al cabo, las más importantes que nos hacemos?".
Es cierto, dicen los historiadores de la ciencia, que el trabajo del científico debió de nacer de la misma curiosidad que hizo germinar la religión. Pero en cierto momento la ciencia labró su propio camino. "En época de Newton no se podía pensar en cuestiones científicas sin, tarde o temprano, llegar a la cuestión de Dios", explica José Ferreirós, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Sevilla. "La cosa dejó de ser así en el siglo XIX, antes de Einstein. ¿Por qué cambió? Porque 'Dios ha muerto' en la sociedad, como dijo Nietzsche. El desarrollo de la ciencia y de la filosofía moderna tuvo mucho que ver con esa muerte, pero también la Revolución Francesa, el fin del Antiguo Régimen". Para Ferreirós, "el tema religioso es hoy más que nada un asunto privado".
No deja de ser curioso que la teoría del Big Bang la propusiera precisamente un sacerdote. En 1927, el belga Georges Lamaitre postuló que el Universo está en expansión y que, por tanto, debió de haber un comienzo -describió su teoría como "un huevo cósmico explotando en el momento de la creación"-. Pocos años después, el astrónomo Edwin Hubble observó que, efectivamente, las galaxias se alejan entre sí. Pero durante la mayor parte del siglo XX, y hasta que hace unas décadas las pruebas a favor del Big Bang empezaron a considerarse irrefutables, la idea de que hubo un tiempo cero fue muy discutida -entre otros por el prestigioso físico Fred Hoyle, precisamente el autor del término Big Bang, que defendía un Universo sin principio ni fin y que vinculaba el éxito del Big Bang precisamente a su buen encaje con la idea religiosa de creación-.
En cualquier caso, no es la cosmología la única rama de la ciencia que roza la frontera con la religión. La vida y su origen son otro frente abierto. En una obra reciente el Nobel de Química Christian de Duve, La vida en evolución: moléculas, mente y significado, explica cómo ha llegado a la conclusión personal de que "el diálogo entre ciencia y religión es imposible", dado que la segunda rechaza los descubrimientos de la primera.
Quizás, sorprendentemente, la matemática es otra de las áreas donde el debate ciencia-religión es más activo. "Los matemáticos discrepan sobre si las matemáticas son un constructo humano o si se descubren porque ya estaban en la naturaleza (¿dadas por Dios?)", señala Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas. "Creo que las descubrimos aunque les demos una determinada forma que puede diferir de unos a otros, y las descubrimos porque son al final las leyes que rigen el Universo; esa física que Hawkings aduce como causa de la creación del Universo se expresa en términos matemáticos". Y está la simple admiración ante lo que los matemáticos llaman belleza, "esa sensación estética que a algunos les lleva a considerar las matemáticas como la verdad última", dice De León.
Y, cómo no, a la cuestión ciencia-religión no le falta un toque irónico: ¿Qué pasa cuando los científicos ocupan en la sociedad el papel de... sacerdotes? O sea: ¿Por qué lo que dice Hawking va a misa? "La opinión de un científico acerca de este tema no tiene por qué ser a priori más interesante que la de cualquier otra persona", dice Evencio Mediavilla. "Sería infantil crear una iglesia de científicos no creyentes".


Sherlock... buscando pistas

martes, noviembre 02, 2010

El Dios del sufrimiento

¿Vivimos en un mundo creado por un dios todopoderoso, omnisciente y absolutamente bueno? Los cristianos así lo creen. No obstante, todos los días nos enfrentamos a un motivo poderoso para dudarlo: en el mundo hay mucho dolor y sufrimiento. Si Dios es omnisciente, sabe cuánto sufrimiento hay. Si es todopoderoso, podría haber creado un mundo sin tanto dolor, y lo habría hecho si fuera absolutamente bueno.

Los cristianos generalmente responden que Dios nos concedió el don del libre albedrío, y por lo tanto no es responsable del mal que hacemos. Pero esta respuesta no toma en cuenta el sufrimiento de quienes se ahogan en inundaciones, se queman vivos en incendios forestales provocados por un rayo o mueren de hambre o sed durante una sequía.

Los cristianos tratan de explicar este sufrimiento diciendo que todos los seres humanos son pecadores y merecen su suerte, por espantosa que sea. Pero los bebés y niños pequeños tienen las mismas probabilidades que los adultos de sufrir y morir en desastres naturales y parece imposible que lo merezcan.

Una vez más, algunos cristianos sostienen que todos hemos heredado el pecado original cometido por Eva, que desafió el decreto de Dios de no comer del árbol del conocimiento. Esta es una idea repelente por partida triple, ya que implica que el conocimiento es malo, que desobedecer la voluntad de Dios es el mayor de todos los pecados y que los niños heredan los pecados de sus antepasados y pueden ser justamente castigados por ellos.

Aun si aceptáramos todo esto, el problema sigue sin solución. Los animales también sufren a causa de las inundaciones, incendios y sequías y, puesto que no descienden de Adán y Eva, no pueden haber heredado el pecado original.

En tiempos pasados, cuando el pecado se tomaba más en serio que hoy en día, el sufrimiento de los animales planteaba un problema particularmente difícil a los pensadores cristianos. El filósofo francés del siglo XVII René Descartes lo resolvió mediante el drástico recurso de negar que los animales puedan sufrir. Sostenía que los animales eran simplemente mecanismos ingeniosos y que no se debían tomar sus chillidos y contorsiones como señal de dolor, de la misma manera que no se toma el ruido de un reloj despertador como señal de que tiene conciencia. Es poco probable que las personas que tienen un gato o un perro encuentren convincente ese argumento.

El mes pasado, en la Universidad de Biola, una escuela cristiana en el sur de California, debatí la existencia de Dios con el comentarista conservador Dinesh D'Souza. En los últimos meses, D'Souza ha insistido en discutir con ateos prominentes, pero a él también le costó trabajo encontrar una respuesta convincente al problema que he descrito.

Primero dijo que puesto que los seres humanos pueden vivir eternamente en el cielo, el sufrimiento de este mundo es menos importante que si nuestra vida en este mundo fuera la única que tuviéramos. Eso sigue sin explicar por qué un dios todopoderoso y absolutamente bueno lo permitiría. Por insignificante que sea este sufrimiento desde la perspectiva de la eternidad, el mundo estaría mejor sin él, o al menos sin la mayor parte de él. (Algunas personas afirman que necesitamos algo de sufrimiento para apreciar lo que es ser feliz. Tal vez, pero ciertamente no necesitamos tanto).

A continuación, D'Souza adujo que como Dios nos dio la vida, no estamos en condiciones de quejarnos si no es perfecta. Utilizó el ejemplo de un niño nacido sin una pierna. Dijo que si la vida en sí misma es un don, no se nos hace un daño si recibimos menos de lo que podríamos desear. En respuesta, señalé que nosotros condenamos a las madres que dañan a sus bebés mediante el uso de alcohol o cocaína durante el embarazo. No obstante, ya que le dan la vida a sus hijos, parece que según la opinión de D'Souza lo que hacen no tiene nada de malo.

Por último, D'Souza recurrió, como lo hacen muchos cristianos cuando se les presiona, a la afirmación de que no podemos esperar entender los motivos de Dios para crear el mundo tal como es. Es como si una hormiga tratara de entender nuestras decisiones, por lo insignificante que es nuestra inteligencia en comparación con la infinita sabiduría de Dios. (Ésta es la respuesta que se da de forma más poética en el Libro de Job). Pero una vez que abdicamos así de nuestra capacidad de raciocinio, bien podemos creer lo que sea.

Además, la afirmación de que nuestra inteligencia es insignificante en comparación con la de Dios presupone exactamente el punto que se está debatiendo: que existe un dios omnisciente, omnipotente y absolutamente bueno. Las evidencias que tenemos ante nuestros propios ojos indican que es más razonable creer que el mundo no fue creado por dios alguno. Si de cualquier forma insistimos en creer en la creación divina, nos vemos obligados a admitir que el dios que creó el mundo no puede ser todopoderoso y absolutamente bueno. O es malvado o no es muy hábil.

Peter Singer es profesor de bioética en la Universidad de Princeton. © Project Syndicate, 2008. Traducción de Kena Nequiz.



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